12.12.13

Antes que te vayas, Benedicto

Mi despedida a Benedicto XVI al anunciarse su jubilación. Publicado el 12 de febrero de 2013. Las peticiones se trasladan mutatis mutandi al Papa Paco.
Benedicto, ya que te vas, y te quedan unos días para hacer maletas (no vas muy lejos), hay un par de pendientes a los que quizás les podrías prestar tu atención, si no es mucha molestia.

Ya sabes que San Pablo/Saulo de Tarso odiaba a las mujeres y como que organizó toda la iglesia contra ellas y acusándolas de todo y cosas que hacen suponer que tenía ciertos problemas. Pero eso es el pasado, pelillos a la mar. Hoy, en febrero de 2013, sería un detalle de caballero que le devolvieras su dignidad a las mujeres, aceptando que ni son inferiores, ni llevan al pecado, ni son las culpables de la expulsión del Edén ni tienen la obligación de parir incesantemente hijos pues pueden disfrutar otras satisfacciones.

Puestos en esa tesitura, de un plumazo puedes devolverle también su dignidad a los homosexuales y otros miembros de la comunidad LGBT. Basta que digas "son diferentes, pero no hacen nada malo", y les vas a ahorrar muchos ratos corriendo frente a bandas de ratas neonazis que dicen inspirarse en el Vaticano. ¿Cómo ves?

Y decir que en realidad ni a ti ni a dios les importa un pito si se casan o no, mientras se quieran y se respeten. Suena supercristiano y se supone que tú eres el supercristiano aquí, ¿no?

Si sigo pidiendo, dirás que parece que tengo boquita de fraile, pero son las influencias del Opus Dei en el que milité de modo breve pero intenso. Así que pediría también que te pases por Campo DiFiore, que está a unas 15 calles de donde vives tú y seguro te llevan en la vitrina ésa con ruedas que usas. Allí, te acercas a la estatua de Giordano Bruno y le pides disculpas por quemarlo en la hoguera. La oportunidad sería maravillosa también para pedir perdón, en voz alta, que se oiga, a los varios miles de personas que la Inquisición quemó, desolló, ahorcó, torturó y de otras formas les arrancó su dignidad.

Por pedir, pues una cosilla más, pequeñita, para los pequeñitos, y para los que hoy siendo mayores sufrieron de pequeñitos, ¿qué te parece pedir perdón a todos los niños violados, aterrorizados, depredados y deshumanizados por la bestialidad de tu ejército de célibes que no lo son tanto? Perdón y un juicio justo a los monstruos que les arrancaron la niñez, ¿no sería un regalo agradable para recordarte con cierto cariño o respeto?

Y si vas a descargar tu conciencia, podrías hacer miles de cosas más que se me ocurren, pero te las voy a dejar en dos sentidas peticiones: que denuncies al mundo los crímenes de desprecio a la humanidad de Teresa de Calcuta y que confieses pública y humildemente, que dios no habla contigo y que vas tan a ciegas como todos los demás que quieren encontrar inspiración en fantasías diversas.

O quizá eso último ya es pedirte mucho. Me conformo con los puntos previos.

Buena jubilación, que no te faltará nada, estoy seguro.

M.