9.6.18

Dentro de la mente de Israel y Palestina

(Nota: Este artículo de Maajid Nawaz apareció por primera vez el 18 de octubre de 2015 en la publicación The Daily Beast. A raíz de los violentos acontecimientos que se produjeron por la inauguración de la embajada estadounidense en Jerusalem, le pedí su autorización para traducirlo y publicarlo, que amablemente concedió. Prácticamente todo lo que escuchamos y leemos sobre este conflicto que ya cumple 70 años está teñido por el sesgo y la idea de que uno de los dos bandos tiene razón y cuanto hace es justificable, mientras que el otro es inhumano, brutal, totalmente despreciable y ni siquiera se le debe escuchar. Esto lo vemos entre los que se erigen en defensores de Israel tanto como en quienes se consideran solidarios con Palestina, además de verlo en las poblaciones de ambos vecinos. Ambos olvidan que de los dos lados de las líneas de conflicto hay seres humanos con todas las características que distinguen -e identifican- a todo ser humano, todo eso que nos hace iguales. Nawaz consigue recordárnoslo de modo elocuente. 
Como ocurre con el artículo original, esta traducción también puede ser reproducida libremente con los créditos correspondientes al autor, a la publicación original y al traductor, sin modificaciones y sin fines de lucro. MJS)
Maajid Nawaz, británico de origen pakistaní, fue miembro del grupo islamista
Hizb ut-Tahrir, por lo que de 2001 a 2005 estuvo en prisión en Egipto, donde
conoció el pensamiento de la Ilustración y la razón. En 2015 fue
candidato liberal demócrata al parlamento. Es fundador de Quilliam,
un think tank cuyo objetivo es desafiar las narrativas
del extremismo islamista. 
Dentro de la mente de Israel y Palestina
¿Cómo pueden ambos lados estar equivocados y tener razón al mismo tiempo?
Maajid Nawaz

18-10-15 12:01 AM ET

LONDRES — Una vez más el mundo observa mientras, una vez más, Israel-Palestina estalla. Los conflictos allí en ocasiones se olvidan, pero nunca desaparecen y, por supuesto, hay muchas explicaciones de lo que está ocurriendo. Quizás demasiadas.

Como alguien que solía ser islamista, que en el pasado rechazó el derecho de Israel a existir y deseó luchar contra él, lo que sigue es una conversación que he tenido en mi propia cabeza durante muchos años. Ésta será una conversación que les resultará incómodo leer a muchos, pero bienvenidos a mi cabeza:

Soy palestino. Esto será incómodo para ti. Permíteme explicar por qué estamos tan furiosos.

Soy israelí. Esto te enfurecerá. Permíteme explicar por qué estamos tan incómodos contigo.

Usurparon nuestra tierra ancestral de Palestina. Importaron extranjeros de Europa para ocupar nuestros pueblos. A su paso, dejaron a millones de nosotros sin hogar y sin nación. Han ignorado múltiples resoluciones de la ONU que específicamente los categorizan como una potencia ocupante y reconocen nuestro derecho a tener una nación. Tomaron 60 por ciento más de lo que la ONU les prometió originalmente en 1948 y aún siguen ocupando muchas zonas más allá de la llamada línea verde de 1967 green line. Como potencia ocupante no tienen legitimidad en nuestras tierras. No los reconocemos.

Antes del sigloXX no existía una identidad tal como "Palestino". Ustedes eran árabes que vivían en Levante. Obtuvimos el apoyo de la ONU para declarar el estado de Israel en 1948. Los estados árabes declararon la guerra contra un Israel apoyado por la ONU en 1948 y perdieron. Jordania y Egipto entonces se hicieron con el control de Cisjordania y Gaza, respectivamente. ¿Por qué no les dieron la ciudadanía entonces, o declararon un estado Palestino para ustedes cuando tenían el control? En vez de ello, declararon la guerra contra nosotros en 1967 y de nuevo en 1973, tratando de quitarnos nuestro estado apoyado por la ONU. Perdieron en todas y cada una de las ocasiones, y a cambio tomamos Cisjordania y Gaza. Esto era la guerra. En términos sencillos, ganamos -tres veces- contra todos los estados árabes unidos. No les negamos el derecho a un estado ahora, pero hasta el día de hoy ustedes niegan el nuestro. No podemos negociar en esos términos.

Sí, con esto estoy de acuerdo, los monarcas y dictadores árabes nos han fallado una y otra vez. Han usado nuestra causa para aplastar toda disidencia interna etiquetándola como una conspiración sionista y nos han negado la doble ciudadanía en el proceso. Pero si fuera simplemente un asunto de reconocer su derecho a existir, ¿por qué siguen apoyando la construcción de asentamientos ilegales profundamente en Cisjordania?

Estamos preparados para intercambiar tierras con ustedes en Judea y Samaria -equitativamente- a fin de contener la mayoría de esos asentamientos, pero para hacer eso necesitamos que reconozcan nuestro derecho a existir, de modo que el acuerdo final de paz no se dispute legalmente. ¿Cómo podemos confiar en que no conviertan Jerusalén en un baño de sangre cuando 64 por ciento de los habitantes de esa ciudad son judíos? Luego están los judíos de Judea y Samaria. Los ciudadanos árabes viven relativamente bien en Israel, pero no les podemos confiar el bienestar de los judíos en Judea y Samaria.

¿Judea y Samaria? Incluso le cambian los nombres a nuestras tierras. Se llaman Cisjordania (la Margen Occidental, N. del T.). El problema de Palestina no es con los judíos, sino con su ocupación. Si los colonos judíos ilegales de de Cisjordania estuvieran preparados para aceptar la autoridad de nuestro gobierno, fácilmente podríamos concederles la ciudadanía palestina tal como ustedes han hecho con los árabes israelíes. El motivo por el que no "nos los pueden confiar" es porque se niegan a aceptar los mandatos legales de la Autoridad Palestina. Son fanáticos impulsados religiosamente que creen en el Gran Israel. ¿Cómo se sentirían ustedes si los fanáticos musulmanes árabes israelíes se negaran a aceptar sus mandatos en lo profundo de Israel? Claro que habría tensión. A cambio, esos árabes se han integrado relativamente bien allí, aunque hay espacio para mejorar.

Sí, los árabes israelíes se han integrado relativamente bien. Aunque sospecho que eso tienen tanto que ver con nosotros como con ellos. Ambos lados merecen crédito por ello, ¿no te parece? Debo volver más adelante a tu afirmación de que los palestinos no tienen un problema con los judíos por sí mismo. Pero en cuanto a la intransigencia de esos colonos quizá tenga razón. Pueden ser increíblemente necios. Pero si ustedes les piden a esos colonos que acepten sus mandatos ¿por qué siguen sin reconocer a Israel? La misma ONU a la que hacen referencia les concede a ustedes, y nos concede a nosotros, este mismo derecho a existir. No pueden tenerlo todo. Miren, Egipto hizo un trato con nosotros y les devolvimos el Sinaí. Hemos estado en paz desde entonces.

Los ocupantes no tienen derecho a presentar exigencias, ¿por qué no se retiran simplemente y les daremos el reconocimiento?

Pero ya intentamos eso en Gaza en 2005 y ustedes siguieron disparando cohetes contra nuestros publados, tratando deliberadamente de matar a nuestra población civil. La retirada de Cisjordania es incluso más peligrosa porque en Jerusalén ahora vivimos unos junto a otros.

¿Retirada de Gaza? Se "retiraron" de Gaza pero no reconocieron a nuestro gobierno democráticamente electo allí. Luego impusieron un bloqueo alrededor de nuestro mar y controlaron a qué tiene acceso nuestra población por tierra. Gaza no es más que un campo de prisioneros increíblemente denso. ¿Qué opciones tiene la gente de Gaza salvo continuar con la resistencia?

¿Qué democracia hay en Gaza? Los palestinos no han celebrado elecciones en Gaza desde la guerra civil de 2007 en la cual Fatah y Hamás empezaron a matarse entre sí. Esto dejó muertos a 260 palestinos de Fatah y a 176 de Hamás. Hamás ahora está a cargo de Gaza. Pero Hamás no es más que un grupo terrorista yihadista que anima el asesinato de civiles como blancos legítimos. ¿Cómo podemos confiar en cualquier autogobierno palestino en Cisjordania, si Gaza se ha convertido meramente en una dictadura islamista?

¿Y ustedes no matan civiles? ¿A cuántos mataron durante sus bombardeos de Gaza en 2008, 2012 y 2014 respectivamente, usando como blancos a hospitales y escuelas?

Sólo atacamos objetivos militares, y los definimos como los lugares desde los cuales se lanzan las operaciones militares de Hamás contra nosotros. No teneemos una política estatal de apuntar directamente a sus civiles y niños, matándolos porque pensemos que es inherentemente bueno matar a civiles palestinos. Hamás sí tiene esta política contra los israelíes. ¿Cómo justifican esto?

¿Justificar esto? Ustedes han matado a muchos más civiles en Gaza de los que esos cohetes de Hamas han matado en Israel. Según sus propias cifras, la Operación Plomo Fundido de 2008 causó 295 muertes de civiles palestinos y tres de israelíes; Pilar de la Defensa en 2012 llevó a la muerte de 57 civiles palestinos, en comparación con sus cuatro, y para la Operación Borde Protector de 2014, ustedes están de acuerdo en que de los 2.125 habitantes de Gaza que dicen que murieron, el 50 por ciento eran civiles.

A esta escala, no sirve de nada decir que no habían tenido como objetivo a nuestros 2,000 muertos, mientras que nosostros sí fuimos por sus tres muertos, de modo que ustedes son moralmente mejores. Una persona muerta es una persona muerta.

Bien, puedo ver cómo la escala de esas cifras no es reconfortante para ustedes, y por qué estarían furiosos. Por supuesto, deben sentir el dolor de esos muertos no menos agudamente de lo que nosotros sentidmos el dolor de quienes hemos perdido nosotros. Pero les pido que se planteen que la única razón por la que siquiera conocen esas cifras es porque somos una democracia. Publicamos nuestros errores y hacemos todo lo posible para evitar matar civiles. Somos transparentes. Incluso nuestro ex primer ministro, Ehud Olmert, ha sido juzgado y condenado por corrupción por una mesa del Tribunal Supremo israelí encabezado por un juez árabe llamado Salim Joubran. ¿Lo ven? Un juez árabe acusó a un ex primer ministro israelí. Gobernamos mediante un estado de derecho.

Sin embargo, Hamas no sabe de algo así. Selecciona deliberadamente escuelas y hospitales desde donde atacar a nuestra población civil. No tienen respeto por la vida ni ningún estado de derecho. Vuelvan la vista a 2012, cuando Hamas ejecutó sumariamente a ocho palestinos a los que acusaron de ser colaboradores, arrastrando sus cuerpos por las calles con motocicletas, y vuelvan la vista hacia 2014, cuando Hamas ejecutó a 23 habitantes de Gaza. Sé que debe ser doloroso para ustedes, pero por favor comprendan que no estamos tratando de matar a sus pobladores civiles, estamos tratando de impedir que Hamas mate a los nuestros.

Pero ustedes también tienen a sus terroristas. En julio pasado, Mohamed Abu Khdeir, el adolescente palestino que fue secuestrado y asesinado en un supuesto asesinato por venganza de extremistas israelíes, fue quemado vivo.

Quiero decir quemado vivo, tal como lo hace ISIS.

Luego, dos hogares palestinos fueron incendiados en Duma, en la Cisjordania Ocupada. El pirómano dejó graffiti en las paredes que decía "venganza" en hebreo. Este ataque mató a la mayoría de la familia Dawabsheh, incluido un bebé de 18 meses llamado Alí. Según la ONU, se han documentado al menos 120 ataques de colonos israelíes en la Cisjordania ocupada desde el comienzo de 2015. Y un reciente informe de Yesh Din, una organización de derechos humanos de su propio país, demostró que más del 92,6 por ciento de las denuncias que los palestinos presentan ante la policía israelí quedan sin que se presenten cargos. De hecho, ¿no fue un terrorista israelí quien mató a su ex primer ministro Yitzhak Rabin?

Sí, nosotros también tenemos a nuestros terroristas. Y por esas muertes de civiles, y otras, lo siento terriblemente. Sólo puedo expresar la total repugnancia con la que muchos de nosotros vemos estos asesinatos. De hecho, todos protestamos por el asesinato de ese bebé. Pero nuestras leyes persiguen a nuestros terroristas, los arrestan y los condenan. Nuestro primer ministro, los medios y los políticos los condenan. No festejamos a estos terroristas. Solo desearía que a veces también viéramos en Palestina protestas contra sus propios terroristas.

De hecho, en el resto del mundo, vemos muchas menos protestas contra las masacres cometidas por grupos o estados árabes y musulmanes. ¿Por qué esta obsesión incesante sólo con Israel?

En cambio, en la sociedad palestina, lo que vemos es un amplio antisemitismo y una celebración de las operaciones de asesinato y de suicidio. Este mes, cuando dos colonos israelíes, marido y mujer, murieron a tiros en su auto frente a sus hijos, no vimos ninguna protesta palestina. Lo que vimos en cambio fueron sermones de predicadores como Muhammad Sallah "Abu Rajab" en la mezquita de Al-Abrar en Rafah, incitando a una mayor violencia contra "los judíos" con impunidad, mientras perversamente blandía un cuchillo y se sacudía demencialmente durante lo que se suponía que era un sermón religioso en una mezquita. "Oh hombres de Cisjordania, la próxima vez córtelos en las partes de sus cuerpos", dijo. "Algunos deben inmovilizar a la víctima mientras otros la atacan con hachas y cuchillos de carnicero".

Sí, quizás los palestinos deberíamos darle mayor volumen a nuestra protesta pública contra estos fanáticos, y tendemos a generalizar demasiado sobre "los judíos". Nuestros terroristas empañan nuestra identidad nacional tanto como los terroristas judíos mancillan la suya. Y acepto que deberíamos protestar contra nuestro terrorismo tan ruidosa y públicamente como se ha visto a los israelíes protestar contra los suyos. Un mejor liderazgo ayudaría aquí. La internacionalización del problema de Palestina, especialmente su secuestro por parte de los yihadistas, ha dificultado que se lleve a cabo una conversación racional. La indignación selectiva es un verdadero desafío para nuestras comunidades. Pero, de manera similar, su sociedad no protesta por la matanza masiva de nuestra gente a la que me he referido anteriormente, por su máquina militar.

Entendemos que nuestras fuerzas armadas pueden cometer errores y se someten a escrutinio periódicamente. Pero ustedes deben admitir que nuestra sociedad generalmente no glorifica vuestra muerte ni se deleita en ella. Donde esto sucede, se ve con desaprobación. No se festeja. Regularmente damos tratamiento a palestinos que están enfermos. Mire el caso de esta mujer que trajo a su hijo a nuestro hospital para recibir tratamiento. Después de que los israelíes trataron y salvaron a su hijo Muhammad, un periodista le preguntó si todavía le gustaría pelear contra Israel, y ella respondió: "La vida es valiosa (para ustedes) pero no para nosotros. La vida es cero. Es por ello que tenemos bombarderos suicidas, no tienen miedo (de la muerte) ... Ninguno de nosotros, incluso nuestros hijos, tememos a la muerte. Es lo natural para nosotros ". Luego le preguntó: "¿Le gustaría que su hijo fuera un mártir?" Y, para su sorpresa, ella respondió: "Por supuesto...  si es por Jerusalén, no hay problema". ¿Y se preguntan por qué no podemos confiar en ustedes? Acabamos de salvar la vida de su hijo en nuestro propio hospital, y sin embargo, así es como ella habla de nosotros cuando la entrevistan inmediatamente después.

Sí, esto es un tanto desmotivante para ustedes, entiendo. Y permítanme darle mi agradecimiento personal a sus muchos médicos y personal médico humanitarios, que trabajan incansablemente para salvar vidas humanas. Pero por favor no nos humillen con su benevolencia. Somos un pueblo sin nada. Lo que teníamos en Gaza ahora ha sido bombardeado hasta su desaparición. ¿No pueden ver que esto es lo que le sucede a una sociedad que ha renunciado a la esperanza? La ocupación es, por definición, una operación militar. Y las operaciones militares brutalizan a la sociedad. El nuestro es un pueblo que no ha conocido más que el yugo de una bota militar desde 1948. Sus colonos ilegales se están asegurando de que los hechos sobre el terreno se inclinen a favor de un Gran Israel. Sentimos que no nos queda más que luchar. Nos hemos rendido y muchos de nosotros creemos que una solución de dos estados ya no es siquiera viable.

Pero una solución de un solo estado significaría que los judíos volverían a ser una minoría dentro de su propio estado.

Allí tienes una democracia laica. Un hombre, un voto.

No, no lo es. Ninguna nación, ni siquiera las democracias laicas europeas más maduras, aceptarían una afluencia de inmigrantes de la noche a la mañana, de tal manera que inmediatamente se convirtieran en mayoría. ¿No pueden ver los problemas que está causando el debate sobre la inmigración en Europa y América ahora?

Entonces, ¿estás abogando por un estado de dos niveles en Israel, uno en el que los israelíes controlan y los palestinos sirven, un apartheid? Es por esto que el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) está ganando terreno.

Absolutamente no. Mire a los árabes israelíes, musulmanes o no, que según su propia admisión están relativamente bien integrados. Aunque con mucho margen de mejora, los musulmanes árabes israelíes como Lucy Aharish sirven como presentadores de televisión, jueces del tribunal supremo como Salim Joubran y ministros del gobierno como Raleb Majadele, incluso algunos de nuestros críticos internacionales más destacados como la árabe-musulmana Rula Jebreal, tienen la ciudadanía israelí. Pero Israel fue fundado después del Holocausto como el último refugio seguro para los judíos del mundo. Todavía tenemos sobrevivientes reales del Holocausto. Nunca más podemos ubicar a estos sobrevivientes en un contexto minoritario y esperar que confíen en la sociedad en general, ya que confiaron en Alemania. Es increíblemente traumático para nuestra psique colectiva. Nuestro problema no es con los palestinos, sino con la inmigración palestina (o, como dirían ustedes, el derecho a regresar). Tenemos mezquitas dentro de Israel. La mayoría de los árabes, cuando son encuestados, preferirían la ciudadanía israelí a vivir bajo la Autoridad Palestina. No hay Apartheid. El movimiento BDS descansa en una analogía defectuosa con Sudáfrica y no promueve nada más que el posterior quiebre de la confianza mutua.

Debo admitir que me siento increíblemente incómodo cuando el BDS se usa para boicotear a artistas, cineastas y académicos israelíes, especialmente cuando a menudo son las voces críticas, de centroizquierda, árabes y judías del interior de Israel. Pero entonces, ¿por qué, si siguen interesados en una solución de dos estados, Netanyahu no impide que estos colonos ilegales conviertan a Cisjordania en una colonia del Gran Israel?

Sí, estoy de acuerdo, algo debe hacerse al respecto. Esos colonos deben retirarse, lo concedo, y la categoría de Estado para Palestina es un derecho que ya he aceptado. Pero, al igual que ustedes, parecemos comprometidos con la opinión pública de un pueblo traumatizado. Y nuestra derecha religiosa hace presa de esto, al igual que la vuestra hace presa de los temores palestinos. Nuestra sociedad ha dejado totalmente de confiar en cualquier cosa que ustedes tengan que decir. Y las democracias son especialmente vulnerables al trauma público de esta manera.

Sin embargo ... tú y yo parece que hemos pasado de la desconfianza mutua y la ira a ...

...un acuerdo general de que se necesita un liderazgo audaz de ambas partes para alejar a nuestras respectivas sociedades de la victimización y la autocompasión, y llevarlas hacia un camino de diálogo y reconciliación.

Sí, eso parece. Parece que tienes muchos datos a tu disposición. Perdona, pero no he tenido acceso al idioma inglés, a los estándares internacionales en educación, ni al mundo exterior. Toda mi vida, he estado atrapado en Gaza. Pero por ahora debo irme. Por favor, no le digas a Hamás que hablamos. Me señalarán como traidora. Y no le digas al IDF que mi marido es miembro de Hamás, podrían bombardear a mi familia "accidentalmente".

Daniel Baremboim dirige la West Eastern Divan Orchestra, que creó junto con
Edward Said en 1999. Sus integrantes son músicos jóvenes que proceden de
Egipto, Irán, Israel, Jordania, Líbano, Palestina, Siria y España.
Su música es de todos.
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(Nota del traductor: En la guerra de Yom Kippur, en 1973, un fenómeno me marcó inesperadamente. Tenía varios buenos amigos en el bachillerato, en la Ciudad de México, desde indígenas mexicanos hasta descendientes de inmigrantes españoles, italianos, argentinos, suizos y estadounidenses. Dos de ellos, un judío de origen europeo y un cristiano libanés, eran además cercanos entre sí. Los llamaré Jack y Ramiz, porque son sus nombres reales, por si se reconocieran aquí. En cuanto se anunciaron las hostilidades, una tercera guerra entre Israel y el mundo árabe, dejaron de hablarse, se empezaron a cuidar de colocarse muy alejados en el patio escolar (una escuela fundada por refugiados españoles republicanos de izquierda), en el aula, en el laboratorio de química. Ramiz era un gran baloncestista, pero cuando el equipo de la escuela jugaba, Jack ya no estaba allí para animarlo. Intenté por varios medios que se sentaran a hablar. No era comprensible que se vieran como enemigos estando tan lejos de los acontecimientos y, más aún, habiendo nacido los dos en México, de familias inmigrantes. El acertijo de sus pasiones, del odio súbito que nació en ellos y no sé si se diluyó para cuando, en 1978, nuestra graduación del bachillerato nos lanzó por caminos diferentes, me ha perseguido toda la vida. Gente igual, gente simple, gente común y corriente que formaba un grupo de "nosotros" de pronto se dividió entre "ellos" y "nosotros". Era la pequeña muestra en casa de las pasiones que subyacían a los conflictos en Medio Oriente relacionados con Israel. Un año antes, una organización terrorista palestina había secuestrado y asesinado a 11 atletas israelíes en la Villa Olímpica de Munich durante la celebración de los juegos olímpicos.

Avance rápido a julio de 2014. En mi pequeña ciudad actual, Gijón, va a presentarse el espectáculo de danza y música Sheketak. A la entrada del teatro, un grupo de unos 50 manifestantes en los que identificamos a la izquierda más militante y radical, intentan impedir que el público acceda al teatro. Su objetivo, boicotear el espectáculo -de danza y música, reitero- por las acciones indefendibles de Israel contra los palestinos, sobre todo en Gaza. Los artistas, mayoritariamente muy jóvenes, son llamados asesinos de niños, ocupantes, genocidas. ¿Entiendo el rechazo a las políticas de Israel? Lo entiendo y lo comparto. ¿Puedo confundir esas políticas con este espectáculo? No, del mismo modo en que no boicotearía la presentación de Taylor Swift en protesta por las horribles políticas de Trump. Los manifestantes se agitan, alguno se cuela al interior del teatro. El puñado de policías presentes se ve acorralado, un conocido activista se enfrenta a ellos, lleva un palo en la cabeza (que amortizaría con creces), ahora los manifestantes son víctimas y la policía asume el papel de malvados represores (y no, digamos, de defensores que impiden que manoteen al público o boicoteen un espectáculo -de danza y música, lo digo de nuevo). ¿Cómo hacer entender a esos manifestantes, tan convencidos y honestos como desencaminados y montados en una posición binaria, maniquea, de blanco y negro, que la realidad es más compleja y que todos tienen razón?

Maajid tiene una respuesta. Es tan buena respuesta que espero que al menos sirva para que alguien que pase por aquí reflexione un poco sobre lo que ha visto, lo que le han contado, la forma en que ha juzgado a quienes de uno y otro lado mantienen una situación inaceptable. Gracias por eso, Maajid.)