Un año después: He subido una segunda parte o complemento o seguimiento de esta entrada en el canal de YouTube "El rey va desnudo":
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Usted no se lo imagina, pero esto de tener nacionalidad mexicana y española, con abuelos por igual celtas que zapotecas, alcanza su punto más fastidioso el 12 de octubre.
En este día, aniversario de aquél en el que ocurrió un acontecimiento histórico bastante reseñable (la expedición de Cristóbal Colón llegó a unas tierras desconocidas para Europa y puso en contacto a dos continentes que ignoraban todo el uno del otro), grandes grupos de personas sufren la peligrosa alucinación de que estamos en 1492 y los últimos quinientos veintitantos años no han ocurrido.
Por ejemplo, el excelentísimo señor don JM_Kichi, alcalde de Cádiz por carambola, nos regala la siguiente profunda reflexión:
Y uno se siente tentado a preguntar: ¿Por qué hiciste eso, Kichitín, Kichillo? ¿Cómo es que masacraste y sometiste a un continente? Eso no se hace, chaval, que vamos, que hace quinientos años cuando no había ni derechos humanos ni Ilustración ni democracia ni nada de eso, pues era lo común, pero joder, que tú vengas con tus amigotes en pleno siglo XXI a masacrar y someter en nombre de "Dios" como que aparte de poco decoroso es muy fuera de época. Por más que seas cofrade y te guste inclinarte ante señores con vestido.
Kichi malo... masacra y somete, y además el muy burro no descubre nada...
Pero no, espera... ¿el Kichi y los 46 y medio millones de españoles que pululan hoy, 2015, siglo XXI, por el mundo fueron los que masacraron y sometieron? Pues igual no. Igual el uso de la primera persona del plural es una tontería de doble cañón y calibre 12, propia de un activista que no ha estudiado historia ni siquiera para disimular...
Me imagino al Kichi, tan católico él, llegando al aeropuerto de Fiumicino en Roma, dirigirse al primer italiano que viera, con su chapita y su sonrisa, indicándole al turistaje dónde se toman los autobuses y soltarle un mamporro al grito de: "¡Ustedes mataron cristianos en el Coliseo, hijos de..!" (que, por cierto, como me explicó mi compadre Paolo Cingolani en Roma, a los cristianos los masacraban en otro lado, pero no precisamente en el Coliseo, mitos hollywoodenses que la izquierda reaccionaria asume como verdades, ay).
O bien el Kichi podría desembarcar un día del ferry Santander-Southampton, encararse con el primer súbdito de Isabel II que se le ponga a tiro y patearle una espinilla explicando: "Toma, por hacernos la putada en Trafalgar".
Por supuesto, el peninsular de la primera escena y el insular de la segunda se quedarían azorados e, independientemente de que le sacaran a pasear alguna muela al señor alcalde, quizá se darían tiempo para explicar que ellos ni habían nacido en tiempos del imperio romano o del almirante Nelson y le recomendarían a Su Señoría que fuera de regreso a la escuela a estudiar historia.
España, la España de hoy, no conquistó América. Ni para orgullo de una derechona impresentable ni para vergüenza de una izquierda que tanto monta.
Peor aún, los españoles de hoy, en su vasta mayoría, no descienden de los españoles que conquistaron América. Los descendientes de los bárbaros enlatados que masacraron a las culturas indígenas (por el oro, por cierto, Kichi, no por Dios ni boberías semejantes, que la religión es un arma, no un fin, cosa que sabrías si dejaras que los hechos y datos contaminaran tu prístina simpleza) venimos siendo nosotros... los que nacimos en México, en Guatemala, en Chile, en Uruguay... condimentados con generosas migraciones italianas, alemanas, británicas, francesas, chinas, japonesas y un largo etcétera.
Somos los descendientes de los indígenas que, en un neolítico bárbaro, cometían sacrificios humanos horribles y de los españoles que, en un renacimiento que se saltaron por si quemaba, cometían los horrores de la Inquisición. Afortunadamente, y crean lo que crean los kichis en su desorientación, eso no se hereda, no está en los genes. No nos hace a nosotros ni conquistadores ibéricos ni conquistados americanos... ¡menos va a convertir al Kichi en Diego de Ordaz con gafas!
Los españoles de hoy, incluido nuestro heroico edil carnavalero, descienden mayormente de los que se quedaron en España y tienen tanto que ver con el asunto de la conquista y posterior explotación de América como un criador de palomas de Brighton con la expedición de Shackleton.
Los indígenas que hoy son víctimas del racismo institucionalizado de la derecha latinoamericana que los desprecia y del racismo paternalista de la izquierda reaccionaria latinoamericana que los quiere salvar para que sean indios para siempre, sueño de buenos urbanitas arrogantes, no son víctimas de los españoles de hoy, ni de los de hace medio milenio, sino de los latinoamericanos de hoy. Y por supuesto no son "indígenas" de pureza alguna, su definición es vaga, más referida a lenguas y costumbres, la vasta mayoría de quienes viven en culturas herederas de las indígenas en América Latina son mestizos. Entre el 91 y el 95% de los mexicanos, por ejemplo, somos mestizos. Como lo son el 100% de los españoles, ya que empezaron antes, que lo diga mi abuelo Fernando, a ser destino de griegos, árabes, romanos, cartagineses y en general todo dios.
Don Kichi pone una foto de una presunta indígena, una mujer mbiyá de la cultura guaraní, mestiza de la región fronteriza de Argentina y Paraguay, porque "le suena a india" y eso le basta. Se ve pobre y es morena, ¿no? (Por cierto, Kichi, al menos dale crédito a Marco Vernaschi, fotógrafo argentino autor de ésa y otras muchas cojonudas fotos de su altamente mestiza Argentina, como lo revela su propio apellido, que una persona perspicaz vería que es italiano.)
Don Kichi se equivoca. Si quiere indignarse por la tragedia de los indígenas americanos hoy (los que viven en culturas herederas de las indígenas, tengan o no ojos azules o tez clara), que luche para que tengan escuelas, electricidad, ordenadores, agua corriente, agua de riego, semilla mejorada, industrias, bicicletas, libros, atención médica, reproductores mp3, lavadoras de ropa (y ropa qué lavar en ellas) y mejores casas... aunque sea menos guay que rasgarse la camisa (porque siempre tiene otra en el armario, muchos indígenas no) por lo que pasó hace quinientos veintitantos años con otras personas en otras circunstancias y que ni siquiera sirve de lección cuando la ignorancia se viste de salvamundos. Y menos si lo que se le ocurre es defender la presunta "resistencia indígena" (generalmente orquestada por cretinos de ciudad que quieren folklore a costa de mantener a los indígenas para siempre en el siglo XVI, por cierto).
¿Me entiende usted lo jodido que es esto de ser mexicano y español el puto 12 de octubre?
A ver si alguno nos viene a visitar en el siglo XXI.