6.10.17

Las igualadoras redes sociales

Nunca fui de correos de fans, y de buscar el autógrafo y la foto con autores, músicos o actores. Alguna excepción se ha dado, con gente a la que le tengo aprecio especial, pero no me he desvivido por la gloria vicaria.

No sé si es Internet (yo creo que sí) o que en los últimos 10 años me he movido en un mundillo más bien pequeño --el del folk, bluegrass, roots, traditional en inglés, blues y afines a ambos lados del Atlántico--, pero hoy es más fácil entrar en contacto con los músicos que le están diciendo cosas a uno.

Tengo el hábito de compartir música en Twitter y en Facebook y de anotar no sólo el nombre del músico, sino su handle de Twitter, para hacerles un poco de promoción a modo de agradecimiento, convencido como estoy de que la música nos hace mejores personas. De un tiempo acá, he descubierto con gusto que los músicos responden.

Rebecca y Megan Lovell, mejor conocidas como Larkin Poe, con el jefe Elvis Costello.
Quizá es porque no son demasiado famosos, pero ése es un baremo difícil de aplicar. Digamos que un dueto como Larkin Poe que ha estado de tour con Elvis Costello (¡maestro!) no como backup, sino al frente, no es precisamente de cuarta fila. Ni lo es una de las principales figuras del folk inglés, Eliza Carthy, hija de dos de los redescubridores de la música tradicional británica, Martin Carthy y ese Everest de la voz que es Norma Waterson. Otros son más de "todavía no somos famosos" pero tengo la certeza de que lo serán, porque más allá de todas mis deficiencias, mi gusto musical es absolutamente exquisito y lo puedo demostrar. He visto nacer actos que sé que serán relevantes y canciones que sé que llegarán lejos, y los puedo identificar.


Te dan las gracias, demuestran que hablan español, intercambian comentarios, te acercan a la gente que hace la música. Esto era inimaginable en tiempos en que los personajes conocidos estaban detrás de un muro impenetrable y respondían a su público con cartas fotocopiadas firmadas por una secretaria mal pagada (pa remate). Total, que ahora que ya tengo tantos años de experiencia siendo joven, ando mandando fantweets y fanmail y fanfacebookposts a la gente a la que le agradezco tanto que me acompañe, que me cuente, que me exprese, en especial, claro, a quienes han sido mi voz como Oysterband.

La red ha roto más que distancias y tiempos, ha democratizado encabronadamente las relaciones entre niveles de la sociedad que antes vivían en compartimientos estancos. Que yo bromee con Eliza Carthy de lo divertido que me resulta que una Miembro de la Orden del Imperio Británico le dé "me gusta" a un tuit es una chorrada, pero es sintomático de lo que pasa con todo tipo de personajes en la red social, desde Trump --el ejemplo del lado oscuro-- hasta la presion sobre Zuckerberg, o los intercambios de políticos, escritores y pensadores con gente más bien silvestre y aldeana como servidor.

Todo lo que sea democratizar, nivelar, igualar, acercar, romper fronteras no sólo físicas sino de clase y de influencia, es por definición parte del progreso social. Es la tecnología como transmisor de emoción, de convicción, de ideas, de igualdades y de reafirmación de derechos, también. Sea para influir en la política, la industria, la sociedad, la educación, las libertades o simplemente para intercambiar guiños con alguien que canta... que no es poca cosa en los tiempos que corren.

Dejo una de Eliza. Voz, violín, entrega...