A pregunta de si creo que la obsolescencia programada es una teoría de la conspiración o un hecho.La obsolescencia programada sólo es posible en ausencia total de competencia y dentro de una conspiración perfecta. Su mayor fracaso fue, por supuesto, el cártel Phoebus, que es la adoración de los conspiranoicos: una serie de fabricantes de bombillas o focos eléctricos se pusieron de acuerdo en 1924 para reducir costos de producción, subir precios y limitar la vida útil de los focos a 1000 horas. En 1924 hacer esto no sonaba tan descabellado, pero su inviabilidad se hizo evidente cuando otro grupo de fabricantes, la Luma Co-op Society, formada por cooperativas del Norte de Europa y Gran Bretaña, empezó a producir y vender bombillas más duraderas y más baratas. (Las cooperativas de Luma siguen activas, con el nombre de The Co-Operative Group, una maravillosa cooperativa británica propiedad de siete millones de consumidores.)
¿Qué hace la industria realmente? Los productos más baratos posibles (no siempre los precios se relacionan con el costo de producción, en la fijación de precios se consideran muchas otras cosas, principalmente cuánto es lo más que el consumidor está dispuesto a pagar por los productos), con la duración más razonable considerando entre otras cosas las modas, los avances tecnológicos, los cambios en gustos, etc.
¿Se puede hacer un refrigerador que dure 50 años? Sí, se puede, industrialmente existen. ¿Cuánto le costaría a una familia? Un dineral, sería un artículo de lujo. ¿Y si hay nuevas leyes para reducir los clorofluorocarbonos, reducir el gasto eléctrico, sistemas antibacterias, controles computarizados, nueva tecnología? Pues la familia que compre uno de los refrigeradores de 50 años tendría que verlos pasar con su refrigerador de 1980 porque sería costosísimo comprar otro. Si yo veo a un fabricante haciendo refrigeradores que duren 50 años a un precio delirante con materias primas de primera y sobrándose, y yo sé que las familias cambian de refrigerador razonablemente cada 8,5 años, es lógico, no malévolo, que yo trate de hacer y venderles un refrigerador más barato ahorrando lo posible en costos, con el mejor diseño y tecnología actuales, y que dure unos 10 años máximo. No se diseña para la perfección, sino para la lógica de uso.
El diseñador Ferdinand Porsche tenía una frase que viene al caso aquí. Decía que el automóvil de carreras perfecto sería uno que se cayera en pedazos al cruzar la meta. Es decir, el que usara al máximo de sus capacidades todos sus materiales y diseño. Un auto de carreras que puede seguir funcionando tiene un claro desperdicio respecto de su objetivo original: ganar una carrera.
El iPhone 3 funciona bastante bien. No puede ejecutar las apps más nuevas, pero ¿por qué iba alguien a querer las apps nuevas? ¿Por qué no conformarse con las que tenía cuando todas se hacían para él? Hay teléfonos de 2005 que funcionan muy bien para llamar por teléfono. Pero casi nadie los quiere. Queremos el iPhone 5 porque su funcionalidad nos ayuda al trabajo y a la diversión, a estar en contacto con nuestra gente, o porque nos gusta, que es un derecho innegable. Nadie nos obliga a comprarlo, los productos anteriores no se han caído a pedazos como el coche ideal de Porsche. Quejarse de "me manipulan para comprar" es un poco bobo en esos términos.
Así que sí, los productos no se diseñan para que duren todo lo que pueden durar, pero esto no se debe a malevolencia sino a estrategias comerciales diversas. Cualquier fabricante que abuse (esto lo aprendió Apple casi tardíamente) es presa fácil de otro fabricante más listo, que esté dispuesto a abusar menos para ganar más, es decir, que en vez de ganar 100 dólares por cliente vendiéndole a un millón de clientes esté dispuesto a ganar 50 dólares vendiéndole a 10 millones de clientes. En 1924 controlar eso parecía bastante más fácil, hoy, con una economía globalizada, tecnología en evolución acelerada, surgimiento y caída de empresas porque voló la mosca, parece casi imposible de establecer y menos de sostener a largo plazo.
Casos como el del cártel Phoebus ayudaron además al surgimiento de los movimientos de defensa del consumidor, las legislaciones sobre calidad, las normas internacionales, etc. Sin ser perfectos, todos estos elementos sirven para controlar, salvo excepciones, los más voraces instintos capitalistas. Y quienes fabrican con "obsolescencia programada" pueden acabar frente a los jueces. Precisamente por eso el neoliberalismo tiene como su principal bandera la "desregulación", es decir, que la sociedad deje de legislar cómo deben producir, etiquetar, validar, anunciar y comercializar sus productos, para poder ser mucho más abusivos de lo que son.
Que si lo son, pero en general tanto como el taxista que le da al turista una vuelta por la ciudad para sacarle unos billetes más, o el comerciante que miente en el peso, o el camarero que te mezcla restos de botellas y te los vende como una botella de vino recién descorchada. Que hay ambición, picardía, malevolencia y a veces incluso psicopatía es innegable, pero de allí a decir que los productos de los que disfrutamos no sirven para nada y que todos los fabricantes son unos guardias de campo de concentración media un largo trecho que se interna en el terreno de la irracionalidad.
La idea conspiranoica de la obsolescencia programada no tiene en cuenta ninguno de estos elementos y ninguno de los avances, insuficientes pero reales, que se han logrado desde principios del siglo XX en la defensa de la sociedad. Como suele darse con los movimientos contraculturales, sobresimplifica para no enredarse en complejidades, deshumaniza al adversario, omite datos, selecciona lo que le da la razón e ignora lo que no, y cae en falacias que en nada ayudan a mejorar lo que está mal... y a veces, incluso, son la coartada perfecta para el neoliberal cavernario que se queja de lo mal que lo tratan.